¿Puede un teólogo no creyente ser un «buen teólogo»? ¿Puede un no creyente profundizar en el misterio de Dios sin la ayuda del Espíritu Santo? ¿Puede comprender la misión del cuerpo de Cristo sin formar parte de ello? ¿Puede un teólogo hacer una reflexión teológica seria y responsable sin orar?
Espero sus comentarios.
Aquí comparto una oración de Karl Barth:
Manos vacías
«A los hambrientos colma de bienes.» Lucas 1:53
¡Padre nuestro que estás en el cielo! Nuestra vida es muy confusa: ¡muéstranos el orden que tú le diste y que quieres darle de nuevo! Nuestros pensamientos andan completamente dispersos: ¡reúnelos en torno a tu verdad!
El camino que tenemos por delante está envuelto en tinieblas: ¡precédenos con la luz que nos prometiste! Nuestra conciencia nos acusa: ¡haznos caer en la cuenta de que podemos levantarnos para servirte a ti y al prójimo! Nuestro corazón anda inquieto en nuestro interior: ¡danos, Señor, tu paz!
Tú eres la fuente de todo bien, eres la bondad misma, junto a la cual no hay ninguna otra. Tú no quieres que cada cual te busque por su cuenta e intente arreglárselas por sí solo con sus problemas. Tú quiere que en nuestra miseria y en nuestra esperanza seamos un único pueblo de hermanos. Como tal pueblo, nos tomamos ahora de la mano para darte juntos las gracias y extender hacia ti estas manos nuestras, siempre tan vacías. Amén.