De cierto modo, todos filosofamos. Todos hacemos teología. Lo que me motiva a pensar y reflexionar sobre Dios y su creación es el mismo Dios. Para mí, Dios es más que una inquietud intelectual, más que un misterio. Es mi Padre y no sólo deseo conocerlo, sino también servirlo y representarlo acá en la tierra.
Las siguientes afirmaciones de los Salmos reflejan bien el anhelo de mi corazón:
Oh Dios, tú eres mi Dios, a ti te busco,
mi alma tiene sed de ti;
en pos de ti mi carne languidece
cual tierra seca, sedienta, sin agua.
Por eso vine a verte en el santuario
para admirar tu gloria y tu poder.
Pues tu amor es mejor que la vida,
mis labios tu gloria cantarán.
¿A quién tengo en los cielos sino a ti?
y fuera de ti nada más quiero en la tierra.
Mi carne y mi corazón se consumen por ti,
mi Roca, mi Dios, que es mío para siempre.
Vale por mil un día en tus atrios,
y prefiero quedarme en el umbral,
delante de la casa de mi Dios
antes que compartir la casa del malvado.
Salmo 63:2-4; 73:23-24; 83:11 BL
No existe mayor vocación que buscar a Dios y habitar todos los días en su presencia. Lejos de Él, el pensar y la reflexión teológica no tienen ningún sentido.
Gracias por compartir mis reflexiones. Ruego a Dios que sean de ánimo para todos ustedes.
Jonathan Hanegan
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
República Argentina