Los salmos fueron siempre el himnario del pueblo judío y de la iglesia primitiva. Se dice que el pentateuco (los primeros cinco libros de la Biblia) es la revelación escrita de Dios. También se dice que los salmos (originalmente cinco libros diferentes) son la respuesta escrita del hombre a Dios. Dios, en los primeros cinco libros de la Biblia nos habla. Nosotros, en los salmos, respondemos a Dios.
Ha habido varios intentos de «modernizar» los salmos o por lo menos, interpretarlos a la luz de nuestro mundo hoy. Un trabajo ejemplar, en este sentido, es del poeta latinoamericano Ernesto Cardenal.
En el prólogo de su libro, Salmos, Dorothee Sölle escribe:
«Los Salmos de Ernesto Cardenal unen sin suturas elementos bíblicos y modernos. En ningún momento se pierde de vista el mundo actual. Los medios con los que seres humanos son hoy amenazados por seres humanos defieren, pero el miedo y la protesta, el sufrimiento por la injusticia y el júbilo de la liberación siguen siendo los mismos. Cardenal no ha “traducido” los salmos, como si hubiera que transponer al presente algo pasado para hacerlo comprensible y apreciable. El movimiento de su poesía es el contrario: Cardenal intenta expresar el presente y las imágenes y lenguaje bíblicos le ofrecen elementos para ello. Así, una estructura social que ha deshumanizado casi por completo la vida humana se entenderá como exilio de Jerusalén, como alejamiento del hogar.»
Aquí les compartimos una poesía de Cardenal.
SALMO 15 (16)
Y yo le dije:
no hay dicha para mí fuera de ti!
Yo no rindo culto a las estrellas de cine
ni a los líderes políticos
y no adoro dictadores
No estamos suscritos a sus periódicos
ni inscritos en sus partidos
ni hablamos con slogans
ni seguimos sus consignas
No escuchamos sus programas
ni creemos sus anuncios
No nos vestimos con sus modas
ni compramos sus productos
No somos socios de sus clubs
ni comemos en sus restaurantes
Yo no envidio el menú de sus banquetes
no libaré yo sus sangrientas libaciones!
El Señor es mi parcela de tierra en la Tierra Prometida
Me tocó en suerte bella tierra
en la repartición agraria de la Tierra Prometida
Siempre estás tú delante de mí
y saltan de alegría todas mis glándulas
Aun de noche mientras duermo
y aun en el subconsciente
te bendigo!
Ernesto Cardenal. (1998). Salmos. Madrid: Editorial Trotta.